4. Romances

Los romances son poemas épicos surgidos en la Edad Media  compuestos originariamente para ser cantados o recitados junto a un instrumento. Casi siempre son breves y tratan temas como el amor, la injusticia o las guerras de valientes caballeros.
Eran recitados por juglares que tenían como función principal entretener, cantar y hacer reír a la comunidad, aunque a veces también llevaban noticias de una comunidad a otra. Antes para informarse tenían que esperar a que un juglar llegase trayendo novedades.
Solían estar escritos en poesía porque era atractiva y más fácil de memorizar y repetir, pero a veces se les llama “poemas narrativos”, ya que se desarrollan historias con personajes y acciones.
Los más antiguos son de finales del siglo XIV y principalmente XV. Son los romances viejos y son de literatura tradicional y popular, es decir, anónima, variante, de transmisión oral…

4.1. Orígenes

Los romances proceden de ciertos fragmentos de los antiguos cantares de gesta, especialmente atractivos para el pueblo, que los retenía en la memora y después de cierto tiempo, desgajados (rotos, destrozados) del cantar, cobraban vida independiente y eran  contados como composiciones autónomas con ciertas transformaciones. Son los llamados romances épico-tradicionales. Más tarde, los juglares, dándose cuenta del éxito de los romances tradicionales, compusieron otros muchos, no desgajados de un cantar, sino inventados por ellos, generalmente más extensos y con una temática más amplia. Los autores desaparecen en el anonimato, y la colectividad, plenamente identificada con ellos, los canta, modifica y transmite. A este tipo de romances se les denomina romances juglarescos.

4.2. Forma métrica

Característica común a los romances, es la de estar construídos en verso, sin división estrófica sino conformados por una tirada de variable extensión; siendo los versos octosílabos (a veces heptasílabos); rimados en forma asonante los versos pares, y quedando libres los impares. Esta estructura responde fundamentalmente a la ruptura en dos versos de la unidad inicial de los versos alejandrinos de 16 sílabas — que coexistieron ampliamente con los de 14 sílabas — y de allí que la rima asonante resulte alternada en los versos pares; aunque en los romances más viejos la rima también es consonante.
El verso octosílabo, empleado en estas expresiones llamadas de arte menor, es más apropiado para expresar ideas y conceptos más precisos que los versos más extensos; y hacerlo en un modo más tajante. La rima asonante alternada, introduce un nuevo componente rítmico, adicional al generado por el juego de las acentuaciones internas del verso mismo.
Esa ruptura en hemistiquios octosílabos de los antiguos alejandrinos, indudablemente es adecuada no solamente a una forma más fluída y rítmica del recitado, sino que también facilita la memorización. Al mismo tiempo, conduce a una concentración expresiva, en que se expone un suceso en dos o tres versos; del mismo modo que admite el empleo de refranes o repeticiones — fragmentos de uno o dos versos que se repiten en forma rítmica — que habilita a poner énfasis repetitivo en un detalle determinado, que así adquiere un mayor realce o una importancia primordial, al tiempo que el conjunto recibe un especial efecto de musicalidad.
Otro elemento formal característico de los romances, es el estilo frecuentemente dialogado; en el cual a veces el diálogo tiene lugar efectivamente entre varios personajes, en tanto que en otras ocasiones está implícito en la medida en que el romance presenta la expresión de una única persona, pero la cual se dirige a un interlocutor determinado, aunque éste no hable.
Esa misma circunstancia — así como el hecho de que frecuentemente se trataba de un fragmento directamente extraído de un texto mayor — hace que en muchos casos el romance tenga un comienzo abrupto, entrando al tema de manera un tanto sorpresiva, sin referir antecedentes del personaje y a menudo sin siquiera nombrarlo, lo cual en parte se explica también porque esa información ya era conocida y notoria para el público.
Directamente vinculada a ello, está la otra característica que suele darse en los romances, de que en cierta forma el romance resulta tener unfinal trunco; porque en realidad, el centro de su finalidad no consistía en el relato del hecho, sino en exponer una muy precisa situación emocional.
Las descripciones abundan en los romances; pero se caracterizan porque no solamente son breves, estrictamente funcionales al resto del objeto del romance. Y también, porque al tiempo que siguen un estilo enumerativo aludiendo sucesivamente a algunos detalles del objeto descripto (la boca, los ojos, etc.), los describen mediante comparaciones de tipo lírico, metafórico, alusivas a otros objetos que, por la cualidad que se les asigna como propia, exaltan por lo general el objeto comparado, el marfil, el oro, la plata, el rubí, la seda, etc.
Otro rasgo característico de los romances, se refiere al tiempo cronológico. Si bien resulta siempre obvio que los sucesos a que hacen referencia son pasados, el romance casi siempre los expone en tiempo presente; lo cual, indudablemente, acentuaba el impacto no solamente evocativo sino sobre todo emocional, considerando que casi siempre los hechos aunque pasados eran relativamente recientes y se vinculaban — por lo menos en la época romancesca — a situaciones que mantenían su vigencia, como las guerras de la Reconquista o los aspectos de relacionamiento social aludidos. En otros casos, los verbos activos son conjugados en pretérito indefinido, lo que asimismo da continuidad y permanencia a la acción.

4.3. Libreros conservadores de la poesía vulgar española

Los libreros de Burgos, de Valladolid, de Sevilla y de Granada, pueden considerarse como los conservadores de la poesía vulgar española.
Pero no todo el contenido que recopilaron el Cancionero, las "Silvas", las "Florestas", ect de romances, pertenece a la poesía popular de tradición, porque en ellas hay una parte que corresponde a la erudita y a la artística popularizada. No se presupone que todos los romances que a ella corresponden se han conservado genuinamente como fueron en su origen, por más que aparezcan inartificiosos, pues casi todos pasaron por los juglares. Estos son juglarescos, y, por decirlo así, compuestos, alterados y reformados, por hombres, que se ocupaban y hacían profesión de cantarlos y recitarlos al pueblo.

4.4.Clasificación de los romances

Según su origen

El gran volumen de la producción del romancero, ha llevado a que se realicen diversas clasificaciones, ateniéndose a diversos criterios.
Una primer clasificación distingue los romances por su origen, en dos grupos fundamentales:
Romances juglarescos — Son aquellos que se consideran compuestos originariamente por los juglares a partir de desprendimientos temáticos de los cantares de gesta. En estos romances predominan ampliamente los temas referentes a las aventuras y amores de los héroes de la épica castellana y francesa; tales como los referentes al rey Carlomagno, al caballero Lanzarote, el romance del infante Arnaldos, y por supuesto, los diversos romances del Cid Campeador.
Romances fronterizos — Son aquellos correspondientes a la última época de la Reconquista, en que se había establecido diverso tipo de relaciones entre la sociedad cristiana y la morisca; con lo cual surgieron romances cuyos temas hacen referencia a personajes moros o a situaciones amorosas entre hombres y mujeres de ambas religiones y sociedades; y también romances que — a la inversa del clásico del Rey Rodrigo derrotado por los moros — se refieren a los episodios de la derrota de los moros por los cristianos. Algunos se refieren a escaramuzas circunstanciales de la guerra de Reconquista, o implican arengas de los reyes moros a sus tropas, o relatan la forma en que los cristianos formulan sus planes de combate. Entre este grupo de romances, los más mencionados son el romance de Abenámar, y el romance del Rey Moro que perdió Granada, batalla final de la Reconquista, también denominado romance de Alhama.

Según sus temas

Atendiendo a la temática general de su contenido, se ha formulado la siguiente clasificación:
Romances históricos — Sus temas se encuentran referidos a episodios y personajes de la historia antigua o bíblica; entre los cuales se mencionan especialmente el del incendio de Roma, el de la toma de Numancia, el del sacrificio de Isaac. Una serie de romances emergentes de una crónica francesa de la guerra de Troya, la Roman de Troie, del siglo XII, originó varios romances; entre los cuales se destaca el que se refiere al rapto de Helena de Troya por el caballero Paris.
Romances hispánicos — Los temas se refieren a personajes y episodios de la historia española medieval, así como entran en esta categoría los romances fronterizos de tema épico. Se mencionan como los más destacados los que se refieren al episodio de los siete Infantes de Lara, al Rey Rodrigo, al Cid Campeador, y al conde Fernán González, entre otros; y respecto de los fronterizos o moriscos, los romances referentes a la guerra de Granada y a Don Pedro el cruel.
Romances franceses — Son españoles, pero en algunos casos por traducción o imitación de equivalentes franceses, o por referirse a temas relativos a la épica de los héroes provenzales, se encuentran ligados a la historia de la Galia. Los más importantes son los llamados carolingios, que tratan principalmente de la batalla de Roncesvalles y de las aventuras del caballero Roldán (Rolland); así como los del grupo referente a las aventuras del caballero Lanzarote.
Entre los romances carolingios más antiguos, se citan el romance de la Huída del Rey Marsín, y el de En París está doña Alda la esposa de don Roldán. Por su parte, los romances bretones — de Bretaña — tienen su origen en episodios del siglo IX, y en la figura anglonormanda del Rey Arturo, de origen latino, que había combatido en el sur de Inglaterra la invasión de los anglosajones.
Romances líricos y novelescos — Son romances cuya temática se refiere a situaciones de amores, frustraciones amorosas, desengaños; y que en algunos casos contienen un relato, aunque somero, de cierto alcance argumental. Entre estos romances, se mencionan especialmente el romance de Blanca-Flor, y el romance del Enamorado y la Muerte. Uno de los más celebrados romances de este grupo, es el morisco romance de Moraima, que relata el caso de una esposa infiel que recibe a un enamorado, que resulta ser su propio esposo tratando de probar si su esposa le guarda fidelidad.
Otro de los romances preferidos de este grupo, es el romance de Fonte-Frida, de la tórtola viuda, considerado un romance del ciclo carolingio. Otro de los famosos romances de este grupo, es el romance de la amante de Bernal Francés; que se considera fue un militar cristiano de la guerra de Granada, conservado y transmitido oralmente en tiempos muy recientes, no sólo en toda España sino en México, en Chile, entre los judíos hispánicos de Grecia y Turquía, en Portugal, en Cataluña y en el norte de Italia.
Romances noticiosos — Son romances que, si bien posiblemente no tenían por finalidad propia dar una noticia importante, de todos modos comentaban y de tal manera divulgaban los sucesos contemporáneos más destacados. Entre estos, se mencionan como principales los referidos a los actos de justicia realizados por don Pedro el Cruel, y los que narraban hechos referentes a Fernando III el Santo, o al Prior de San Juan, todos ellos del siglo XIV.

4.5. Temática

4.5.1.Históricos

Los romances hitóricos o legendarios son aquellos que tratan temas relacionados con historia nacional, pero no todo es real, también contienen una parte ficcticia. Un ejemplo son el Cantar del Mío Cid o Bernardo del Carpio.

4.5.2. Carolingios

Este tipo de romances esta basado en los cantares de gesta franceses (Cantar de Roncesvalles).

4.5.3. Fronterizos

Los romences fronterizos cuentas las historias que suceden en el frente o en la frontera con los moros/árabes durante la reconquista.

4.5.4. Novelescos

Son romances con una gran variedad de temas, pero habitualmente estan inpirados en el folclore español.

4.5.5. Líricos

Los romances líricos tienen temas libres, es decir, tratan de lo que se la pasara al autor por la cabeza en ese momento, por decirlo de alguna manera. Estos temas remplazan a los temas originales de los romances. El poeta anónimo puede expresar sus sentimientos amorosos o favorecer temas folclóricos, personajes mitológicos, y sucesos fantásticos.

4.5.6.Épicos

Estos romances cuentan las azañas de héroes históricos, un ejemplo claro es el Cantar del Mío Cid.

4.5.7.Vulgares

Los romances vulgares o de ciego nacen en el S.XVII, revelan el estado de decadencia de dicha época.
Su temática principal es de hechos sensacionalistas, crímenes horrendos, históricos, hazañas de bandoleros , sobre histórias domésticas...
Sus autores contaban las historias acompañadas de grabados.
Los ciegos cantores vendían sus romances impresos en pliego de cordel (hojas de papel atadas a un cordel o caña)

4.5.8. Varios

4.5.8.1.Doctrinales


En los romances doctrinales se encuentran consejos de moral.

4.5.8.2.Amorosos

El tema  de los romances amorosos era obviamente el amor.

4.5.9.Romancero

Está formado por diferentes romances, normalmente tienen versos de ocho sílabas, de rima asonante en los versos pares. En ocasiones se han visto como versos de dieciséis sílabas y una sola rima. También existen romances de seis o siete sílabas -romancillos y endechas.
Desde el S.XVI se imprimían en pliegos sueltos o libros.

4.5.9.1.España
El romancer español más antiguo que se conserva es Genil dona, que se copió hacia 1421 por Jaume Olesa.
Otro pionero de los romanceros en España es Hernando del Castillo con el Cancionero General, desde su primera edición en 1511. 

El Cid sale de Vivar


Mío Cid Salió de Vivar a Burgos se ha encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.
Con lágrimas en los ojos muy fuertemente llorando,
la cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas los cerrojos quebrantados,
y vacías las alcándaras sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones sin los azores mudados.
Suspiró entonces el Cid que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía tan bien y tan mesurado:
"Gracias a ti, señor Padre Tú que estás en lo más alto.
Todo esto me han urdido esos enemigos malos".


Cantar del Destierro (Fragmento)