El Cid sale de Vivar


Mío Cid Salió de Vivar a Burgos se ha encaminado,
allí deja sus palacios yermos y desheredados.
Con lágrimas en los ojos muy fuertemente llorando,
la cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas los cerrojos quebrantados,
y vacías las alcándaras sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones sin los azores mudados.
Suspiró entonces el Cid que eran grandes sus cuidados.
Habló allí como solía tan bien y tan mesurado:
"Gracias a ti, señor Padre Tú que estás en lo más alto.
Todo esto me han urdido esos enemigos malos".


Cantar del Destierro (Fragmento)